Origen e historia del Aquarium de San Sebastián
El Aquarium de San Sebastián, también conocido como Aquarium Donostia, nació de una pasión por el mar y la ciencia a comienzos del siglo XX. La chispa se encendió en 1903 con la visita del príncipe Alberto I de Mónaco, renombrado oceanógrafo, cuyo entusiasmo por la oceanografía inspiró la creación de una institución dedicada al estudio del océano. Gracias a su influencia, en 1908 se fundó la Sociedad de Oceanografía de Gipuzkoa (SOG), sentando las bases del futuro acuario y promoviendo exposiciones pioneras como la de 1913, que fascinó al público donostiarra.

La construcción del edificio actual, conocido entonces como Palacio del Mar, se inició en 1925 junto al recién inaugurado Paseo Nuevo, en el puerto de Donostia. El arquitecto Juan Carlos Guerra diseñó un edificio emblemático al pie del monte Urgull. El Aquarium de San Sebastián fue inaugurado el 1 de septiembre de 1928 por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, convirtiéndose en el primer museo dedicado a las ciencias naturales de España. Su objetivo principal: promover la educación y la investigación oceanográfica, así como divulgar la riqueza marina del País Vasco.
Durante décadas, el Aquarium combinó un museo naval en sus plantas superiores —con maquetas de barcos, instrumentos náuticos y objetos históricos— con peceras que mostraban la fauna del Cantábrico. Se consolidó como una de las atracciones más visitadas de la ciudad, con más de 11 millones de visitantes a lo largo del siglo XX. La Diputación de Gipuzkoa lo respaldó desde el principio, y la SOG recibió en 1984 la Medalla de Oro de San Sebastián por su labor científica y divulgativa.
A partir de 1996, el Aquarium de San Sebastián se sometió a una profunda renovación. En 1998 se inauguró el gran Oceanario con túnel 360º, una estructura revolucionaria que permite a los visitantes caminar bajo el agua rodeados de tiburones y otras especies. Una segunda reforma, entre 2007 y 2008, unificó el edificio histórico con las nuevas instalaciones. La reinauguración oficial tuvo lugar en 2009 con la presencia de los reyes Juan Carlos y Sofía, y de la princesa Carolina de Mónaco, cerrando simbólicamente el ciclo iniciado por su tío abuelo un siglo antes.
Hoy, el Aquarium de Donostia es gestionado por la Fundación Oceanográfica de Gipuzkoa, sucesora de la SOG desde 2002. Además de su papel lúdico, mantiene una fuerte vocación educativa y científica, participando en investigaciones, cría en cautividad y actividades de sensibilización ambiental.
Curiosidades y anécdotas del Aquarium
La historia del Aquarium está salpicada de episodios memorables. El esqueleto de una ballena franca capturada en 1878 entre Zarautz y Getaria cuelga desde 1934 en su sala principal, impresionando a generaciones de escolares y visitantes. También destaca la visita en los años 70 del célebre comandante Jacques Cousteau, que emocionó al personal del centro.
Una de las anécdotas más emotivas ocurrió en 2017, cuando una hembra de pulpo común dio a luz a miles de crías en cautividad, un hito en la historia del Aquarium de Donostia. También en 2024, tres tortugas marinas (Aquiles, Pirata y Portu), rehabilitadas tras ser encontradas malheridas en la costa, fueron liberadas al mar desde Donostia, en un evento cargado de emoción.
Otra faceta poco conocida es que el Aquarium de San Sebastián produjo en los años 20 y 30 algunos de los primeros documentales científicos sobre pesca y vida marina. Además, llegó a albergar una escuela de pesca para hijos de pescadores, reforzando su conexión con la comunidad marinera local.
Los grandes protagonistas: fauna destacada del Aquarium
El Aquarium alberga más de 200 especies marinas, pero algunas se han convertido en verdaderos iconos que despiertan el asombro y el cariño del público visitante. Uno de los elementos más emblemáticos es el esqueleto de una ballena franca, suspendido desde 1934 en el techo de la sala principal. Esta impresionante estructura de 12 metros de longitud representa al último gran cetáceo cazado frente a la costa guipuzcoana, entre Zarautz y Getaria, en 1878. A lo largo de las décadas, ha sido contemplado por generaciones de escolares y turistas que, al levantar la vista nada más entrar, quedan sobrecogidos por su presencia majestuosa.
Pero los verdaderos protagonistas vivos del Aquarium de San Sebastián se encuentran bajo el agua. En el corazón del Oceanario habitan los tiburones toro Txuri y Kontxita, dos impresionantes ejemplares que se deslizan con solemnidad por el túnel 360º. Sus nombres, que evocan símbolos de la ciudad (Txuri significa “blanco” en euskera y Kontxita hace referencia a la bahía de La Concha), son ya conocidos por los habituales del acuario. Estos escualos, que alcanzan los tres metros de longitud, se han convertido en las auténticas estrellas del recinto. Su imponente dentadura y su movimiento hipnótico fascinan tanto a niños como a adultos, especialmente durante las sesiones públicas de alimentación, que se celebran tres veces por semana: martes, jueves y sábados a las 12:00.
Junto a ellos, otro animal que acapara miradas es la gran tortuga boba (Caretta caretta), que navega con parsimonia entre peces plateados y mantas raya. Muchos visitantes se preguntan si será la tortuga más longeva del acuario, por la calma con la que se desliza entre las corrientes del tanque principal. Su presencia aporta una dimensión serena al espectáculo marino y ofrece una oportunidad perfecta para hablar con los más pequeños sobre la conservación de estas especies amenazadas.
Además, en los acuarios temáticos, hay auténticas “celebridades” entre los más pequeños. Los coloridos peces payaso y los peces cirujano azules, popularizados por las películas animadas de Pixar, hacen las delicias de los niños, que se detienen a buscarlos entre las anémonas. También destacan los ajolotes mexicanos (axolotes), unos anfibios de aspecto simpático y fascinante por su capacidad de regeneración, que han sido incorporaciones recientes muy bien recibidas. Sus “sonrisas” permanentes y su aspecto casi fantástico los han convertido en uno de los animales más fotografiados.
Por supuesto, también hay espacio para las especies locales del Cantábrico: lubinas, meros, cabrachos, morenas, estrellas de mar y pulpos, todos perfectamente contextualizados en hábitats que simulan el entorno rocoso del litoral vasco. En algunos tanques, las rayas se deslizan por el fondo como cometas marinas, mientras que las medusas fosforescentes flotan con una belleza hipnótica en salas oscurecidas que acentúan su magia.
Algunos animales han ganado fama por su historia particular. Es el caso de la foca Petra, que vivió durante una temporada en el Aquarium de Donostia tras ser rescatada en la costa francesa, o de los pulpos nacidos en 2017, cuya reproducción en cautividad fue todo un acontecimiento científico y mediático. Y, más recientemente, las tortugas Aquiles, Pirata y Portu protagonizaron su retorno al mar tras una emotiva rehabilitación.
En definitiva, el Aquarium de San Sebastián no solo alberga animales: les da protagonismo, les pone nombre, les asigna historias. Y al hacerlo, permite que cada visitante establezca una conexión personal con ellos. Ya sea por admiración, ternura o pura curiosidad, cada ser marino del acuario tiene el poder de despertar emociones y dejar una huella imborrable en quienes cruzan sus pasillos submarinos.
Visitar el Aquarium: información práctica y consejos
Ubicado en el corazón del puerto de San Sebastián, justo donde comienza el emblemático Paseo Nuevo y a escasos metros de la famosa Playa de La Concha, el Aquarium de San Sebastián goza de una localización verdaderamente privilegiada. Esta cercanía al mar y al casco histórico lo convierte en una parada natural tanto para turistas como para residentes que disfrutan de un paseo por la bahía.

El edificio, que fusiona de manera elegante su fachada histórica de piedra con una moderna entrada acristalada fruto de su ampliación, representa un equilibrio entre tradición y renovación arquitectónica. Su integración con el entorno costero y urbano es armónica, y forma parte del paisaje habitual de quienes frecuentan esta zona de Donostia.
Desde la terraza superior del Aquarium, situada sobre las salas de exposición, se pueden contemplar algunas de las mejores vistas panorámicas de la ciudad. La bahía de La Concha se abre imponente ante el visitante, con el monte Igueldo al fondo, la isla Santa Clara en el centro y el bullicioso paseo marítimo en primer plano. Incluso si uno no visita el interior del acuario, acercarse a su terraza o cafetería ya justifica la visita por el placer visual que ofrece este enclave único.
Horarios:
- 🕒 Invierno: Laborables de 10:00 a 19:00; fines de semana y festivos hasta las 20:00.
- ☀️ Verano (julio y agosto): Todos los días de 10:00 a 21:00.
- ❌ Cerrado: 1 de enero, 20 de enero (San Sebastián) y 25 de diciembre.
Precios (2024-2025):
- 👤 Adultos: 13 €
- 👧 Niños (4-12 años): 6,50 €
- 🧑🎓 Jóvenes (Carnet Joven) y 👵 Mayores de 65 años: 9 €
- 👶 Menores de 4 años: Gratis
Se recomienda comprar entradas online, especialmente en temporada alta o en días de lluvia. Hay descuentos para grupos y visitas escolares..
Qué ver en el Aquarium de San Sebastián: espacios destacados
- Museo Naval y salas históricas: Exposición de maquetas, instrumentos de navegación, mapas y escenas de la vida marinera vasca.
- El Oceanario: Tanque de 1,5 millones de litros con túnel 360º. Aquí nadan tiburones toro, mantas, tortugas, morenas y bancos de peces plateados.
- Acuarios temáticos: Más de 30 tanques dedicados al Mar Cantábrico, el Atlántico y hábitats tropicales, con especies como peces payaso, ajolotes y medusas fosforescentes.
- Zona interactiva: Ideal para familias, permite tocar algunas especies marinas bajo supervisión.
- Exposiciones temporales y talleres: Desde fotografía submarina hasta iniciativas educativas durante vacaciones escolares.
Consejos para familias y experiencias especiales
El Aquarium de San Sebastián es totalmente accesible para carritos de bebé. Para evitar aglomeraciones, se recomienda visitarlo por la mañana temprano o en la hora de la siesta. Hay bancos para descansar y una cafetería al final del recorrido.
Entre sus actividades más destacadas están:
- Durmiendo con peces: Acampada nocturna educativa para grupos de niños.
- Buceo con tiburones: Para adultos intrépidos, bajo supervisión profesional.
- Sesiones de alimentación: Especialmente las de tiburones, a las 12:00 los martes, jueves y sábados.
Tras la visita, se puede pasear por el Puerto Viejo, subir al monte Urgull o caminar por la Playa de la Concha. El Aquarium forma parte de los principales bonos turísticos de la ciudad.
Conclusión
El Aquarium de San Sebastián es mucho más que un acuario: es una ventana al océano, un museo con más de un siglo de historia y una institución científica activa. Desde los niños que se maravillan con “Nemo” hasta los adultos que se emocionan bajo el túnel de tiburones, cada visitante encuentra aquí una experiencia inolvidable. En tu próxima visita a Donostia, sumérgete en esta joya marina: historia, ciencia y emoción en un solo lugar.
