Parque de Cristina Enea: adéntrate en este asombroso tesoro natural

El Parque de Cristina Enea es uno de los espacios verdes más emblemáticos y queridos de Donostia-San Sebastián. Situado en el corazón de la ciudad, este parque ofrece a los visitantes un remanso de paz y naturaleza, donde la historia, la arquitectura y el medio ambiente se entrelazan para crear un entorno único. A lo largo de sus casi 95.000 metros cuadrados, los paseantes pueden disfrutar de una rica variedad de flora y fauna, así como de elementos arquitectónicos que narran la historia de los Duques de Mandas, quienes legaron este hermoso lugar a la ciudad.

Historia del parque

El origen del Parque de Cristina Enea se remonta al siglo XIX, una época de grandes transformaciones en Donostia-San Sebastián. La ciudad, que estaba comenzando a expandirse tras el derribo de sus murallas en 1863, fue testigo del desarrollo de nuevas zonas residenciales y espacios verdes que reflejaban el espíritu de modernidad y elegancia que caracterizaba a la época.

En este contexto, Fermín de Lasala y Collado, Duque de Mandas, decidió adquirir terrenos en el último meandro del río Urumea, en lo que entonces eran las afueras de la ciudad. Con la intención de construir una residencia de verano para él y su esposa, Cristina Brunetti y Gayoso de los Cobos, los Duques de Mandas fueron comprando parcelas, caseríos y huertas para dar forma a su visión de un paraíso en la tierra. Así nació Cristina Enea, un parque que lleva el nombre de la duquesa y que fue diseñado con el máximo cuidado y detalle, siguiendo las tendencias paisajísticas de la época.

El palacio de Cristina Enea fue construido en 1890 y, junto con los jardines, se convirtió en un lugar de encuentro para la alta sociedad de la época. A la muerte de los duques, la finca fue legada a la ciudad de San Sebastián con la condición de que se mantuviera como un parque público, preservando su nombre y su carácter para el disfrute de las futuras generaciones.

Características del Parque de Cristina Enea

El Parque de Cristina Enea se extiende sobre una superficie de casi 95.000 metros cuadrados, lo que lo convierte en el parque más grande del centro de Donostia-San Sebastián. Su ubicación privilegiada, en una colina formada por el último meandro del río Urumea, ofrece a los visitantes vistas espectaculares y un entorno natural único en plena ciudad.

Una de las características más destacadas del parque es la gran variedad de flora que alberga. Desde árboles autóctonos como robles y hayas, hasta especies exóticas traídas de diferentes partes del mundo, como el Cedro del Líbano o la Secuoya Roja, Cristina Enea es un auténtico jardín botánico al aire libre. Este entorno fue diseñado por Pierre Ducasse, jardinero de la Casa Real, quien creó un paisaje armonioso donde los caminos, estanques y jardines se integran de forma natural en el terreno.

Entre los elementos arquitectónicos del parque destacan el palacio, la capilla y las cocinas, que originalmente estaban separadas del edificio principal por razones de seguridad. El estanque es otro de los atractivos del parque, donde los visitantes pueden observar cisnes, patos y pavos reales en un entorno tranquilo y sereno.

Pavos en el Parque de Cristina Enea

Flora y fauna del parque

El Parque de Cristina Enea es un refugio para una gran diversidad de flora y fauna, lo que lo convierte en un lugar ideal para los amantes de la naturaleza. Entre los árboles más emblemáticos del parque se encuentran el Cedro del Líbano, que con sus imponentes 25 metros de altura domina su entorno, y la Secuoya Roja, una especie originaria de Estados Unidos que destaca por ser uno de los seres vivos más altos del planeta. Otro árbol destacado es el Ginkgo Biloba, un auténtico fósil viviente que ha sobrevivido desde la época de los dinosaurios y que en otoño ofrece un espectáculo de color con sus hojas doradas.

En cuanto a la fauna, Cristina Enea alberga una variedad de especies que añaden vida al parque. Los pavos reales son quizás los habitantes más icónicos del lugar, conocidos por sus majestuosas colas y su comportamiento de cortejo en primavera. También se pueden encontrar cisnes y patos en el estanque, así como otras especies más discretas pero igualmente interesantes, como el Ciervo Volante, el escarabajo más grande de Europa, y el Sapo Partero, una especie protegida que habita en las charcas del parque.

Estanque en el Parque de Cristina Enea

Los Duques de Mandas

Los Duques de Mandas, Fermín de Lasala y Collado y su esposa Cristina Brunetti y Gayoso de los Cobos, fueron figuras clave en la historia de Donostia-San Sebastián. Fermín de Lasala, nacido en 1832 en una familia influyente, tuvo una destacada carrera política, llegando a ser embajador en París y Londres, así como Ministro de Fomento. Su esposa, Cristina, era una aristócrata de origen italiano, conocida por su interés en la historia natural y su participación en la fundación de la Real Sociedad Española de Historia Natural.

El matrimonio fue responsable de la creación de Cristina Enea, una finca que reflejaba su amor por la naturaleza y su deseo de crear un espacio de retiro en las afueras de la ciudad. A pesar de sus numerosas responsabilidades y viajes, los duques mantuvieron una estrecha relación con su finca, supervisando personalmente su desarrollo. Tras la muerte de Cristina en 1914 y de Fermín en 1917, la finca fue legada a la ciudad con la intención de que se convirtiera en un parque público, tal como ellos habían imaginado.

Legado cultural y ambiental

El legado de los Duques de Mandas ha perdurado en el tiempo, no solo a través del parque, sino también en la forma en que este espacio ha evolucionado para convertirse en un centro de educación y sensibilización ambiental. En 2005, el gobierno municipal rehabilitó el palacio de Cristina Enea, transformándolo en el Centro de Recursos Medioambientales de San Sebastián, un lugar dedicado a promover la conciencia ecológica y el respeto por la naturaleza.

Además, en 2008 se creó la Fundación Cristina Enea, una entidad que trabaja en proyectos y programas destinados a fomentar un modelo de territorio más sostenible y responsable. Esta fundación, junto con el centro de recursos, ha dado un nuevo impulso al parque, desarrollando actividades y eventos que buscan educar a la ciudadanía sobre la importancia de preservar nuestro entorno natural.

Lugares destacados del parque

El Parque de Cristina Enea alberga varios lugares de especial interés que capturan la atención de los visitantes. Uno de los rincones más hermosos es el campo de coníferas, donde se pueden admirar árboles de gran porte como el Cedro del Líbano, el Ciprés de Lawson y las Secuoyas. Este espacio, con su rica variedad de árboles procedentes de diferentes continentes, ofrece un ambiente sereno y majestuoso.

Otro lugar significativo es la escultura de Gladys del Estal, situada en una explanada circular en la parte alta del parque. Esta escultura, dedicada a una joven activista medioambiental que perdió la vida durante una protesta pacífica, es un recordatorio del compromiso de la comunidad con la protección del medio ambiente. Frente a la escultura se encuentra un impresionante ejemplar de Ginkgo Biloba, un árbol que ha sobrevivido a catástrofes naturales y se considera un símbolo de resistencia.

Además, el parque cuenta con varias charcas artificiales, diseñadas para imitar hábitats naturales y proporcionar un entorno adecuado para la reproducción de anfibios como el sapo común y la rana bermeja. Estas charcas son un testimonio del esfuerzo continuo por mantener y mejorar la biodiversidad en el parque.

Actividades y eventos en el parque

El Parque de Cristina Enea no solo es un espacio para pasear y disfrutar de la naturaleza, sino también un lugar donde se desarrollan diversas actividades y eventos. A lo largo del año, el parque ofrece paseos guiados que permiten a los visitantes conocer más sobre su historia, su flora y fauna, y los esfuerzos de conservación que se llevan a cabo.

Además, el Centro de Recursos Medioambientales organiza regularmente actividades de educación ambiental dirigidas a todas las edades. Estos talleres y programas educativos tienen como objetivo sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de preservar el medio ambiente y promover prácticas sostenibles en la vida diaria.

El parque también es escenario de eventos culturales y comunitarios, como exposiciones, conciertos y festivales que atraen a personas de todas las edades. Estas actividades no solo enriquecen la vida cultural de la ciudad, sino que también fomentan un sentido de comunidad y conexión con la naturaleza.

Horarios y accesibilidad

El Parque de Cristina Enea está abierto al público durante todo el año, con horarios que varían según la temporada. En verano, el parque abre sus puertas desde las 7:00 hasta las 22:00 horas, mientras que en invierno los horarios se ajustan de 7:00 a 21:00 horas. Estos amplios horarios permiten a los visitantes disfrutar del parque en diferentes momentos del día, ya sea para un paseo matutino, una tarde de lectura o una caminata al atardecer.

El parque es fácilmente accesible en transporte público, con varias líneas de autobús que llegan a sus alrededores. Además, su ubicación central lo convierte en un lugar ideal para una escapada rápida del bullicio de la ciudad, sin necesidad de realizar largos desplazamientos.

Conservación y futuro del parque

El Parque de Cristina Enea ha sido objeto de numerosos esfuerzos de conservación para preservar su biodiversidad y su valor histórico y cultural. La Fundación Cristina Enea y el Centro de Recursos Medioambientales han desempeñado un papel clave en estos esfuerzos, promoviendo prácticas sostenibles y desarrollando programas para la protección del ecosistema del parque.

Uno de los mayores retos actuales es el mantenimiento de los hábitats naturales dentro del parque, como las charcas y los bosquetes, que son esenciales para la supervivencia de muchas especies. Además, la gestión del parque busca equilibrar la conservación con el disfrute público, asegurando que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de este espacio sin comprometer su integridad ecológica.

El futuro del parque depende de la continua colaboración entre las autoridades locales, las organizaciones ambientales y la comunidad. Con el apoyo adecuado, Cristina Enea seguirá siendo un ejemplo de cómo un espacio urbano puede ser un refugio para la naturaleza y un lugar de aprendizaje y disfrute para todos.

Conclusión

El Parque de Cristina Enea es mucho más que un espacio verde en el centro de Donostia-San Sebastián. Es un legado vivo de los Duques de Mandas, un símbolo de la rica historia y cultura de la ciudad, y un ejemplo de cómo la naturaleza y la urbanización pueden coexistir armoniosamente. A través de sus jardines, árboles centenarios y actividades educativas, el parque invita a los visitantes a reconectar con la naturaleza, aprender sobre la importancia de la conservación y disfrutar de un entorno sereno y acogedor.

Cristina Enea no solo es un refugio para la flora y fauna local, sino también un lugar donde la comunidad se reúne para celebrar la vida, la cultura y el medio ambiente. A medida que el parque continúa evolucionando, su papel como pulmón verde de la ciudad y como centro de educación ambiental se hace cada vez más importante, garantizando que siga siendo un tesoro para Donostia-San Sebastián y sus habitantes.

Más información en su pagina web.https://www.cristinaenea.eus/es/inicio

Descubre Donostia
Author: Descubre Donostia

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