jueves, 21 agosto, 2025
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El nuevo edificio GOe: el futuro ecosistema gastronómico de San Sebastián

Resumen (entradilla):
El GOe —la nueva sede del Basque Culinary Center en Gros— nace para convertir a San Sebastián en un referente mundial de innovación gastronómica. Más que un edificio, será un ecosistema abierto que combina investigación científica, formación avanzada, emprendimiento foodtech y actividades para la ciudadanía. Diseñado por Bjarke Ingels Group como un “Camino de las Olas” con cubierta ajardinada transitable, el proyecto apuesta por integrar ciudad, mar y monte. Aunque ha generado polémica vecinal por el uso del suelo y las zonas verdes, sus impulsores responden con espacios públicos, programación abierta y beneficios económicos y de conocimiento. Enmarcado en las grandes tendencias de sostenibilidad, salud y digitalización de la alimentación, el GOe promete atraer talento, impulsar empleo cualificado y proyectar a Donostia en el mapa global de la gastronomía del futuro.

A continuación, el artículo completo…

San Sebastián está a punto de sumar un nuevo icono a su paisaje urbano y gastronómico. En el barrio de Gros se levanta el edificio GOe (Gastronomy Open Ecosystem), la segunda sede del Basque Culinary Center, concebida para convertirse en un polo de innovación global en gastronomía y alimentación. Este proyecto, apoyado por las instituciones públicas vascas, fusiona la rica tradición culinaria de Euskadi con la ciencia, la tecnología y el emprendimiento, y promete aportar importantes beneficios a la ciudad en términos de conocimiento, empleo y proyección internacional. A continuación, exploramos los orígenes, objetivos, diseño y controversias de este ambicioso centro gastronómico que marcará tendencia en San Sebastián y más allá.

Goe

Origen del proyecto GOe y relación con el Basque Culinary Center

El Basque Culinary Center (BCC) abrió sus puertas en 2011 en el campus de Miramón como la primera facultad de ciencias gastronómicas de España. En poco más de una década, el BCC se ha consolidado como referencia académica internacional en gastronomía, atrayendo a cientos de estudiantes de todo el mundo y colaborando con reconocidos chefs y empresas alimentarias. Este éxito sentó las bases para ampliar su visión más allá del ámbito académico: la dirección del BCC, encabezada por Joxe Mari Aizega, identificó la necesidad de un ecosistema gastronómico más amplio, integrado en la ciudad y abierto a la sociedad.

Así nació la idea de GOe – Gastronomy Open Ecosystem, un proyecto considerado “de país” por el Gobierno Vasco. La iniciativa busca integrar ciencia y gastronomía para impulsar la innovación, la investigación y el emprendimiento en el sector alimentario. Si la sede de Miramón está centrada en la formación universitaria (grado en Gastronomía y Artes Culinarias, junto con una decena de másteres especializados), la nueva sede en Gros potenciará la vertiente científica y emprendedora. En palabras del director del BCC, el GOe será “un ecosistema de innovación y atracción de talento a nivel internacional”, un lugar donde convivirán emprendedores, investigadores, jóvenes talentos, estudiantes y la ciudadanía en general. El objetivo de fondo es posicionar a San Sebastián y al País Vasco a la vanguardia de las tendencias gastronómicas mundiales, consolidando su fama como territorio de excelencia culinaria e innovación alimentaria.

El origen concreto del edificio GOe se remonta a un concurso internacional de arquitectura lanzado a finales de 2021 para materializar esta visión. Grandes estudios globales presentaron sus ideas, reflejando la ambición del proyecto. En mayo de 2022 se anunció el diseño ganador: “Olatuen Bidea – Camino de las Olas”, presentado por el aclamado estudio danés BIG (Bjarke Ingels Group). La elección de un arquitecto de renombre mundial subraya la importancia estratégica del GOe: no solo será un centro de actividad gastronómica, sino también un símbolo arquitectónico de la ciudad y un referente visible del compromiso de San Sebastián con la innovación.

Objetivos y usos del hub gastronómico GOe

El edificio GOe ha sido concebido como mucho más que una escuela de cocina. Sus promotores lo definen como un hub o ecosistema abierto que concentrará talento, conocimiento e innovación gastronómica bajo un mismo techo. ¿Qué actividades y usos albergará exactamente este centro?

En sus aproximadamente 9.000 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas, GOe integrará múltiples espacios y funciones complementarias:

  • Centro tecnológico y de investigación gastronómica: Laboratorios, cocinas experimentales y áreas de I+D donde científicos, investigadores y chefs trabajarán juntos. Aquí se impulsarán proyectos en áreas punteras como la alimentación saludable, la sostenibilidad medioambiental, la digitalización de la gastronomía, la innovación sensorial (nuevas texturas, aromas y experiencias culinarias) y el desarrollo de nuevos productos alimentarios. La meta es redefinir el futuro de la gastronomía abordando desafíos globales: desde nuevas proteínas y técnicas culinarias sostenibles, hasta soluciones contra el desperdicio alimentario o mejoras nutricionales en los platos tradicionales.
  • Formación avanzada: El GOe será sede de programas educativos de posgrado y formación continua orientados a la gastronomía del futuro. El BCC planea impartir en este centro al menos tres nuevos másteres especializados, además de cursos técnicos y talleres innovadores. Se estima que unos cientos de estudiantes podrán formarse aquí anualmente, complementando la oferta del grado universitario en Miramón. Esta formación avanzada buscará liderar la especialización en ámbitos como ciencias gastronómicas, innovación alimentaria y diseño de experiencias culinarias.
  • Emprendimiento y aceleración de startups: Una parte esencial del GOe será el apoyo al tejido empresarial emergente en gastronomía y alimentación. El edificio contará con espacios de incubación y coworking (trabajo compartido) para startups y proyectos emprendedores foodtech. Mediante programas de incubadoras, aceleradoras y retos abiertos, se fomentará el crecimiento de nuevas empresas de base tecnológica aplicadas a la alimentación. Los emprendedores dispondrán de mentorías de expertos, acceso a inversiones (incluso se habla de un fondo específico foodtech), y sinergias con otros profesionales. En suma, el GOe quiere ser una fábrica de ideas y negocios gastronómicos, actuando como trampolín para que el talento joven transforme sus ideas en empresas viables que generen empleo y valor añadido desde San Sebastián.
  • Servicios avanzados y conexión con la industria: El centro ofrecerá servicios de consultoría, innovación abierta y colaboración con empresas establecidas del sector alimentario. Habrá espacios para que compañías desarrollen proyectos piloto, alianzas para co-creación de productos, y programas de capacitación in-company. Esta función busca involucrar a la industria gastronómica y alimentaria en el ecosistema, desde productores locales hasta multinacionales interesadas en innovación, generando un punto de encuentro entre la vanguardia y la empresa tradicional.
  • Eventos, congresos y difusión: GOe contará con un auditorio y zonas polivalentes para acoger eventos gastronómicos de todo tipo: congresos científicos, ferias de innovación, conferencias magistrales, talleres profesionales e incluso exhibiciones culinarias para el gran público. San Sebastián ya es sede habitual de congresos de cocina, y este edificio brindará instalaciones modernas para continuarlos y ampliarlos. La presencia de un “gastro-hub” permitirá atraer eventos internacionales, reforzando el calendario anual de la ciudad con citas relacionadas con la gastronomía, la ciencia y el emprendimiento.
  • Apertura a la ciudadanía: Aunque es un centro de alto nivel técnico, uno de los principios del GOe es ser abierto e integrador con la población local. Por ello, su planta baja será de acceso público y en ella se programarán actividades formativas y lúdicas para todo tipo de públicos. Están previstos talleres de educación gastronómica para niños, jóvenes y mayores (por ejemplo, sobre alimentación saludable, cocina sostenible o incluso talleres intergeneracionales para un envejecimiento saludable mediante la dieta). También habrá un espacio expositivo y posiblemente un área de restauración o gastro-bar donde cualquier visitante pueda disfrutar de la cocina innovadora de forma asequible. De esta manera, el edificio no será un “templo cerrado”, sino un lugar donde los donostiarras y visitantes puedan interactuar con la gastronomía desde la curiosidad y el aprendizaje.

En conjunto, todas estas funciones hacen del GOe un proyecto único: un centro multidisciplinar donde educación, investigación científica, negocio y divulgación se retroalimentan. En lugar de ubicar laboratorios aislados o sedes académicas tradicionales, se apuesta por la convergencia en el corazón urbano para que las ideas fluyan entre profesionales y ciudadanos. El modelo sigue la estela de otros sectores innovadores (se habla del GOe como un posible “Silicon Valley de la gastronomía”), donde la proximidad física entre talento diverso en entornos urbanos dinámicos ha demostrado acelerar la creatividad y las soluciones disruptivas.

Diseño innovador: el “Camino de las Olas” de Bjarke Ingels

Para albergar esta visión ambiciosa se requería un edificio igualmente singular. El proyecto arquitectónico del GOe, denominado Olatuen Bidea o Camino de las Olas, lleva la firma del Bjarke Ingels Group (BIG), uno de los estudios de arquitectura más prestigiosos del mundo. Bjarke Ingels y su equipo son conocidos por diseños vanguardistas e integradores con el entorno, y en San Sebastián han concebido una estructura que dialoga con la ciudad, el mar y la montaña.

El diseño del edificio GOe presenta una cubierta ondulada y ajardinada, evocando olas que conectan la ciudad con el mar y el monte Ulia. Este techo verde transitable se integra con los caminos peatonales, creando nuevas vistas y espacios públicos para el disfrute de la ciudadanía.

Ubicado en la zona de Zubiri-Manteo, junto a la Casa de Cultura de Okendo y muy cerca de la playa de Zurriola (a unos 150-200 metros), el edificio se alza en el límite entre el barrio de Gros y la ladera de Ulia. El diseño aprovecha esta situación: una de sus características más llamativas es la cubierta verde en pendiente, que se eleva desde el nivel de la calle como una prolongación natural del monte. Vista de perfil, la silueta ondulada recuerda a una ola del Cantábrico surgiendo en plena trama urbana. Esta cubierta ajardinada será transitable, funcionando como una plaza pública elevada: los vecinos y visitantes podrán caminar sobre ella, disfrutando de un mirador panorámico hacia la ciudad, la playa y el monte, a la vez que se recupera parte del verde perdido en el suelo.

El concepto de Camino de las Olas también hace referencia a la integración del Camino de Santiago costero que pasa por esa zona. El proyecto respeta y redefine el trayecto de los peregrinos, convirtiéndolo en un paseo agradable entre zonas verdes y la innovadora construcción. De hecho, la base del edificio generará un espacio abierto a modo de plaza o parque, asegurando que haya permeabilidad peatonal y que el GOe invite a entrar en lugar de erigirse como barrera.

En cuanto a la estética y materiales, se espera un edificio de carácter vanguardista y sostenible. Las fachadas combinarán seguramente elementos orgánicos y acristalados para aprovechar la luz natural, a la vez que se cuidará la eficiencia energética. Bjarke Ingels es reconocido por diseños sostenibles, y en este caso incorpora soluciones para minimizar el impacto ambiental: el techo verde contribuye al aislamiento térmico y gestión del agua de lluvia, y el conjunto buscará una certificación ambiental elevada. Con aproximadamente 16 metros de altura máxima (unas cinco plantas), el GOe no destacará por su verticalidad sino por su forma extendida y su diálogo con el entorno. El alcalde Eneko Goia llegó a calificarlo de “hito arquitectónico” para San Sebastián, anticipando que será un edificio emblemático que llamará la atención tanto de expertos en arquitectura como del público general que pasea por la ciudad.

Además de su función práctica, este edificio representará simbólicamente la unión entre la tradición y el futuro: su base arraigada en suelo donostiarra y su techo en forma de ola mirando al mar evocan cómo la gastronomía vasca se nutre de su territorio (montes, huertas, mar Cantábrico) pero se proyecta con fuerza hacia el mundo. En definitiva, el diseño icónico del GOe refuerza el mensaje de que San Sebastián sigue innovando sin perder su identidad.

Beneficios esperados para San Sebastián y la gastronomía vasca

La puesta en marcha del GOe conlleva una serie de beneficios y mejoras para San Sebastián, que explican por qué las administraciones han apostado decididamente por este proyecto. En primer lugar, está el impacto económico y laboral: se estima la creación de más de un centenar de empleos directos de alta cualificación (investigadores, chefs, tecnólogos de alimentos, docentes, personal de gestión, etc.), además de otros muchos indirectos ligados a la construcción y al funcionamiento diario (servicios, hostelería, turismo). Un informe de impacto elaborado antes del inicio de las obras calculó que en sus primeros cinco años de actividad el GOe podría generar en torno a 48 millones de euros añadidos al PIB vasco, fruto de su actividad académica, investigadora y empresarial. Aunque la rentabilidad económica completa se alcanzaría a largo plazo, las autoridades destacan el efecto multiplicador de invertir en conocimiento: cada euro público invertido en el BCC, argumentan, revierte en varios euros de retorno en la economía local, ya sea por gasto de estudiantes internacionales, proyectos con empresas o nueva actividad empresarial creada.

Pero quizás el beneficio más notable sea en el plano estratégico y de imagen para la ciudad. San Sebastián ya ostenta desde hace años la reputación de capital culinaria (con la mayor concentración de estrellas Michelin por habitante y eventos gastronómicos de renombre). Con el GOe, la ciudad aspira a consolidarse también como capital de la innovación gastronómica. Esto significa atraer talento global: jóvenes emprendedores que querrán venir a desarrollar aquí sus startups, investigadores internacionales que colaboren en proyectos, estudiantes extranjeros de posgrado, etc. El flujo de profesionales aportará nuevas ideas y enriquecimiento cultural, reforzando el ecosistema local. Asimismo, el GOe servirá como escaparate internacional de la apuesta vasca por la gastronomía: los congresos, concursos y actividades que organice pondrán a Donostia en el mapa de la vanguardia alimentaria, complementando su fama por la cocina tradicional y creativa.

Otro aspecto importante es cómo el GOe beneficiará a la comunidad local. Los ciudadanos donostiarras ganarán un nuevo espacio público y oportunidades de formación gastronómica. Las actividades abiertas (talleres, charlas, exposiciones) permitirán que escolares, familias, aficionados a la cocina e incluso nuestros mayores se involucren y aprendan sobre alimentación saludable, nuevas recetas o tendencias como la cocina sostenible. Esto contribuye a elevar la cultura gastronómica general de la población y fomenta hábitos más saludables y conscientes con el medio ambiente. Además, la colaboración con productores locales y artesanos alimentarios puede impulsar la economía local: por ejemplo, integrándolos en proyectos de innovación culinaria para revalorizar productos autóctonos o desarrollar nuevas creaciones a partir de ellos.

En el ámbito turístico, aunque el GOe no es un equipamiento turístico per se, indirectamente enriquecerá la oferta de San Sebastián. Un visitante interesado en gastronomía podrá no solo comer bien en los restaurantes, sino quizás asistir a una demo en el GOe, visitar una exposición sobre ciencia de los alimentos o simplemente pasear por su azotea ajardinada para admirar las vistas. En un momento en que el turismo gastronómico está en auge globalmente, disponer de un centro de estas características refuerza la posición de Donostia como destino gastro-cultural de primer nivel.

Finalmente, cabe resaltar el efecto tractor en la cadena de valor gastronómica: la presencia de un hub de innovación atraerá la colaboración de universidades, centros tecnológicos (por ejemplo AZTI, que ya forma parte del patronato del BCC), empresas de agroalimentación y chefs de prestigio internacional. Esto redundará en más proyectos conjuntos, inversión en I+D local y posiblemente el desarrollo de patentes, productos o empresas “made in Donostia” que se exporten al mundo. En otras palabras, el GOe encaja en una estrategia más amplia de transformar el conocimiento gastronómico en innovación económica, manteniendo a Euskadi a la cabeza de las tendencias gastro-tecnológicas (desde la gastronomía molecular de décadas pasadas, hasta la actual ola de foodtech y sostenibilidad alimentaria).

Polémica vecinal y respuestas al proyecto

No todo ha sido un camino de rosas para el edificio GOe. Desde que se anunció su ubicación y características, han surgido voces críticas, sobre todo de colectivos vecinales de Gros y Ulía, preocupados por el impacto local del proyecto. La principal polémica ha girado en torno a la ocupación del terreno público y la pérdida de zonas verdes. El solar destinado al GOe abarcaba parte de los parques de Manteo y Zemoria, considerados prácticamente el último pulmón verde de esa esquina de Gros. Vecinos agrupados en la asociación Uliako Auzo Elkartea iniciaron en 2022 una recogida de firmas y presentaron alegaciones para frenar la cesión de este suelo municipal al BCC. Su argumento: “En esa parcela cedida podrían haberse construido un ambulatorio, viviendas para jóvenes o cualquier otra cosa de beneficio general, en lugar de un proyecto que vemos orientado a unos pocos”. También denunciaban que convertir un parque en un edificio era un “despropósito” urbanístico y medioambiental, por más que se pinte de verde la cubierta.

Otro punto de fricción ha sido el financiamiento público del GOe. El proyecto supone una inversión de alrededor de 26 millones de euros, de los cuales la mayor parte proviene de partidas públicas: 18 millones aportados por el Gobierno Vasco y 6 millones por la Diputación de Gipuzkoa. Solo unos 2 millones serían contribución directa del propio BCC. Asimismo, el Ayuntamiento de San Sebastián aprobó la cesión gratuita del terreno por 75 años a la fundación Basque Culinary Center (recordemos, una entidad privada sin ánimo de lucro en la que participan las instituciones y también empresas y cocineros). Colectivos críticos y algunos partidos de la oposición calificaron esta operación de favorecedora para una entidad privada, recordando que el BCC ya recibió en su día suelo público en Miramón para su campus original. En palabras de un portavoz vecinal, “por segunda vez se regala una parcela municipal al BCC para un proyecto que se financia con dinero público; es un pelotazo urbanístico y un negocio para el cartel de Mondragón”, una afirmación muy dura que refleja la desconfianza de este sector de vecinos.

La ubicación estratégica del edificio también generó críticas de tipo estético y práctico: al estar a escasos metros de la playa y de zonas residenciales, algunos residentes temían problemas de tráfico, masificación turística o la alteración del paisaje urbano. Se llegó a mencionar que la volumetría (16 metros de alto, con unos 9.200 m² construidos) “convertiría el Camino de Santiago en un pasillo a su sombra” y eliminaría árboles maduros de la parcela (hablaban de un centenar de ejemplares). Aunque los responsables del proyecto respondieron con estudios en mano que la realidad era otra (identificaron 15 árboles en la parcela, de los cuales prometieron replantar 80%, además de añadir nueva vegetación), el debate evidenció la tensión entre desarrollo urbano y conservación de espacios verdes en una ciudad con alta densidad.

Ante esta oposición, los impulsores del GOe han tratado de explicar y modificar aspectos del proyecto para ganar aceptación. El Basque Culinary Center, por ejemplo, insistió en su voluntad de integrar el edificio de forma orgánica en el barrio: la creación de la plaza pública y la cubierta ajardinada accesible son respuestas directas a esa inquietud vecinal de no perder totalmente el espacio verde. También se han comprometido a que la actividad del centro genere interacción con el barrio y no sea un ente aislado: de ahí que la planta baja esté abierta al público y que se vayan a desarrollar dinámicas con agentes culturales y creativos locales para conectar la programación del GOe con la realidad de la ciudad. En cuanto al uso del espacio público, las instituciones recalcan que la parcela sigue catalogada como equipamiento dotacional en el Plan General, por lo que su uso como centro formativo/investigador es coherente. Además, subrayan que al cabo de 75 años el terreno y el edificio revertirán al Ayuntamiento, al tratarse de una concesión temporal.

Legalmente, la disputa también llegó a los tribunales. Los vecinos opositores interpusieron recursos contra la modificación urbanística que habilitó la construcción. Sin embargo, en febrero de 2025, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco desestimó el recurso principal, avalando la viabilidad del GOe y el proceder del Ayuntamiento. Esta sentencia supuso un espaldarazo judicial al proyecto, dando luz verde definitiva a las obras. Aunque la asociación de vecinos de Ulía expresó su «bochorno» por el fallo e insinuó que estudiaría recurrir al Tribunal Supremo, desde el BCC lo celebraron como confirmación de que «todo se ha hecho correctamente». A juicio de Joxe Mari Aizega, la resolución despeja el camino para que el GOe sea una realidad pronto, y refuerza la ilusión de que el edificio “se convierta en una seña de identidad de San Sebastián” en el siglo XXI.

No sería la primera vez que en Donostia una obra controvertida inicialmente termina siendo un elemento valorado de la ciudad. Basta recordar ejemplos como el Palacio Kursaal, que en los años 90 también enfrentó oposición vecinal y hoy es un emblema cultural y arquitectónico de San Sebastián, o el propio Metro en construcción. Es comprensible que los cambios generen recelos, pero las autoridades confían en que, una vez en funcionamiento, el GOe demuestre sus virtudes y sea acogido como un activo más del barrio, dinamizando la zona durante todo el año con actividad intelectual y creativa. Asimismo, parte del parque y arbolado se conservará o repondrá en otras áreas, y la cubierta verde del edificio mitigará el impacto visual, de forma que la esencia de “ciudad-jardín” no se pierda sino que adopte nuevas formas.

Un impulso alineado con las tendencias gastronómicas globales

El nacimiento del GOe en San Sebastián no es un hecho aislado, sino que se inscribe en una tendencia global: la gastronomía se está reinventando de la mano de la ciencia, la tecnología y la conciencia social. Ciudades punteras en el mundo están invirtiendo en centros de innovación alimentaria para afrontar retos como el cambio climático, la salud pública o la sostenibilidad de la cadena alimentaria. La capital guipuzcoana, con su larga tradición culinaria, quiere liderar también esta nueva ola. Iniciativas como el Basque Culinary World Prize (premio internacional a chefs con proyectos transformadores) o la celebración en Euskadi de eventos como 50 Best Restaurants y 50 Next ya mostraban el rumbo: no basta con tener grandes restaurantes, hay que generar conocimiento gastronómico de exportación y soluciones que influyan a nivel global.

GOe representa justamente esa visión de futuro. Por ejemplo, en el campo de la alimentación sostenible, permitirá investigar nuevas fuentes de proteína, técnicas de agricultura urbana, mejoras en la trazabilidad de los alimentos o reducción de residuos en la cocina profesional. En cuanto a la gastronomía y salud, tendencias como la nutrición personalizada, las dietas basadas en plantas o la lucha contra la obesidad infantil podrán abordarse combinando saber culinario y evidencia científica, con proyectos que involucren a médicos, nutricionistas y cocineros. La digitalización también tendrá cabida: hoy se habla de la inteligencia artificial aplicada a crear recetas, de la impresión 3D de alimentos, de experiencias de realidad virtual en restaurantes… Temáticas que parecen de ciencia ficción encontrarán en GOe un laboratorio para hacerse realidad, siempre con un enfoque humano y cultural que evite que la tecnología deshumanice la cocina.

Asimismo, el GOe fomentará la colaboración internacional. Ya se anuncia como parte de una Global Network de hubs gastronómicos, donde distintas ciudades compartirán hallazgos e iniciativas. El primer nodo internacional asociado es GIC Tokyo, en Japón, centrado también en formación e innovación gastronómica. Esto significa que desde San Sebastián se tenderán puentes hacia otros continentes para intercambiar talento e ideas. Que un joven chef de Donostia pueda colaborar con un tecnólogo de Tokio en un proyecto de fermentación alimentaria, o que una startup vasca pruebe su producto en mercados asiáticos gracias a esta red, son posibilidades que hace unos años eran difíciles de imaginar. En definitiva, la apertura mental y geográfica que promueve el GOe encaja con la globalización de la alta cocina que hemos visto en las últimas décadas: chefs viajando e inspirándose mutuamente, centros culinarios emergiendo en distintos países y un público cada vez más interesado en la gastronomía como elemento cultural global.

Mirando al futuro: San Sebastián como referencia innovadora

Con las obras avanzando a buen ritmo –se prevé su finalización para finales de 2025 y la puesta en marcha de actividades en otoño de ese año–, la expectación crece en San Sebastián. El edificio GOe no solo transformará el skyline del barrio de Gros con su perfil ondulado, sino que promete transformar también la dinámica gastronómica de la ciudad. En un tono optimista y constructivo, cabe esperar que este nuevo faro de la gastronomía ilumine oportunidades para todos: desde el estudiante que encuentra aquí la plataforma perfecta para lanzar su proyecto, hasta el vecino que descubre en un taller cómo comer más sano sin renunciar al sabor, pasando por los cocineros tradicionales que podrán colaborar con científicos para dar una vuelta innovadora a recetas de toda la vida.

San Sebastián siempre ha sabido combinar tradición y modernidad. Sus bares de pintxos conviven con laboratorios de alta cocina, sus sociedades gastronómicas centenarias coexisten con congresos internacionales de chefs jóvenes. El Gastronomy Open Ecosystem llevará esa dualidad al siguiente nivel, asegurando que la ciudad no solo conserve su alma gastronómica, sino que la proyecte hacia el futuro con más fuerza. Al final del camino de las olas que ahora se está construyendo, aguarda un horizonte donde Donostia se consolida como capital mundial de la gastronomía en todas sus facetas: la del sabor, la de la innovación y la del conocimiento. Y ese es un viaje apasionante en el que toda la ciudad está invitada a participar.

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